El fracaso, aunque a menudo temido, es una parte inevitable del emprendimiento. Lo importante es cómo respondemos a estos fracasos y las lecciones que extraemos de ellos. Aceptar que el fracaso es una posibilidad puede liberarte de la parálisis del miedo y permitirte tomar decisiones audaces y calculadas. La primera lección valiosa que un emprendedor puede aprender del fracaso es la resiliencia. La capacidad de levantarse después de una caída y seguir adelante es fundamental para el éxito. Cada fracaso es una oportunidad para evaluar lo que salió mal, ajustar tu enfoque y mejorar tus estrategias.